Estudios recientes indican que el 80% de los estudiantes
universitarios europeos son mujeres aunque el porcentaje en ingenierías desciende
hasta el 26%. La media española es seis puntos más baja que la europea, por
cada 100 hombres hay 115 mujeres estudiando. Tan sólo Grecia tiene más
universitarios que universitarias. Además tienen mejores calificaciones, hoy en
día las universitarias culminan sus estudios con una nota superior en un 27% a
los universitarios. Pese a todos estos datos las mujeres cobran un 24% menos
que los hombres para una misma categoría profesional, su empleo es más temporal
y alcanzan menos cargos de responsabilidad en una empresa, en el campo de la
investigación y en la política.
Este dato no se corresponde con los avances conseguidos de
la mujer en la universidad, es decir mientras que la mujer ha alcanzado una igualdad palpable en su
desarrollo intelectual, la igualdad en
el mercado de trabajo avanza lentamente.
Hoy en día la
Universidad se puede considerar no machista, ofrece idénticos medios y
oportunidades para el estudio de las diferentes carreras, sin distinciones
entre sexos, actualmente es impensable que el ingreso en una carrera, las notas
o la facilidad para estudiar estén
condicionados por el sexo. Pero la igualdad en los distintos ámbitos de la
sociedad no se ha desarrollado de la misma forma, la universidad y el mercado
laboral son ámbitos que debieran ir de forma unida por el mismo camino, pero
desgraciadamente esto no ocurre. ¿Qué impide que una mujer con iguales
oportunidades de estudio no tenga las mismas oportunidades que un hombre en el
mercado laboral?
Algunas sociólogas mantienen que esta situación sólo refleja
el punto al que han llegado las conquistas de la mujer en el ámbito laboral a
fecha de hoy y el camino que queda por recorrer aún es muy largo, tenemos que
tener en cuenta que hace tan sólo cinco o seis décadas la mujer ni siquiera
accedía al mercado laboral, excepción hecha de ciertas profesiones consideradas
femeninas. Hasta 1910 las mujeres no podían estudiar en las universidades españolas
sin una licencia especial.
Actualmente la mujer tiene que renunciar en muchos casos a
una vida familiar para destacar en la vida laboral, el 94 % de las excedencias
para el cuidado de hijos son mujeres, la igualdad de género en las tareas
cotidianas es aún un sueño, la aceptación de las empresas de las mismas
responsabilidades de los padres y las
madres para el cuidado de hijos también está aún por ver.
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