He aquí otro nuevo caso sobre el abuso a menores mediante las nuevas tecnologías. En este caso, la noticia cuenta que un hombre de 46 años ha ingresado en prisión preventiva tras ser detenido en su ciudad natal, Langreo (Asturias), por la Policía Nacional acusado de abuso sexual a varias menores a las que captaba por WhatsApp, un caso en el que los investigadores estudiaron más de 25.000 mensajes, centenares de vídeos y fotografías, que les ha permitido establecer que, al menos fueron 13 sus víctimas, niñas de entre 11 y 13 años residentes en Asturias y León.
La investigación, que continúa abierta para identificar otras posibles víctimas, se inició en el pasado mes de septiembre tras la denuncia de las madres de dos de las víctimas que observaron una serie de anomalías en la conducta de sus hijas y lo hicieron saber a la Policía.
El registro de su domicilio permitió la intervención de varios teléfonos móviles, cuatro discos duros y un ordenador portátil así como lápices de memoria, cámaras, CDs y tarjetas de memoria que contenían centenares de imágenes en vídeo y fotografía sobre sexo explícito con menores de edad.
Entre las pruebas aportadas figura el lugar donde grababa algunas de sus relaciones sexuales.
Así, el investigado actuó de la siguiente manera:
Creó tres perfiles de WhatsApp simulando ser adolescente, con la finalidad de someter la voluntad de sus víctimas introduciéndose paulatinamente en su vida hasta dominarlas por completo.
Estos perfiles eran usados para hacer creer a las menores que se estaban relacionando y «salían» con un joven guapo, de manera virtual, al que no podían, de momento, ver en persona, puesto que vivía en Madrid o Barcelona.
En una primera fase les pedía fotos normales, las enamoraba y posteriormente les incitaba a mostrarse más ligeras de ropa, revela la Policía, que precisa que cuando aumentaba la confianza y las niñas estaban más sometidas, les exigía fotos y vídeos desnudas y en actitudes sexuales diversas, fase en la que ya se permitía el chantaje, amenazando con cortar la relación o salir con otra niña.
Los vídeos y fotos eran usados por el acusado para intercambio en foros pedófilos extranjeros, a través de la red.
La última fase consistía en convencer a las niñas para que se acostaran con un familiar adulto de los supuestos perfiles, con lo que les hacía creer que las prepararía sexualmente para la llegada de su amado.
Una vez lavado el cerebro de la menor procedía a la práctica de todo tipo de actividades sexuales con algunas de las menores, a las que para garantizar el éxito, previamente había estudiado y observado, controlando el entorno donde se movían, lo que facilitaba su acoso
Es importante, como admite el Cuerpo Nacional de Policía, que estos hechos sean divulgados por los medios de comunicación para así hacerlos llegar tanto a padres como a hijos.
Personalmente, no creo que sea necesario que los padres tengan que "estar continuamente atentos de los menores adolescentes y de las relaciones que mantienen a través de las redes sociales" como añade la noticia, ya que estos se sentirían frustrados al no poder tener ese mínimo de intimidad que a todos los jóvenes nos gusta tanto tener.
Pienso que estos casos no se darían si el menor tuviera un mínimo de racionalidad sobre lo que hace, por lo que creo que el problema está en la educación que ha recibido, ya que si hubiese sido mejor alertado por sus padres de los peligros que puede tener cambiar cierto tipo de información con desconocidos y de la importancia que supone subir una "simple" foto a la red, estos jóvenes, al igual que nosotros, podrían utilizar las redes sin exponerse a ningún tipo de problema, ya que al fin y al cabo el uso de estas es necesario y útil para nuestra comunicación hoy en día. Esto, unido a la disposición de las tecnologías en manos de menores cada vez más jóvenes, hace más difícil la tarea de control de los padres por saber qué hacen sus hijos cuando usan internet, aumentándose a la vez la probabilidad de estos sucesos.
Cada vez son más diversas las redes sociales que existen, y los jóvenes a la temprana edad de los 11 años, ya se están moviendo por estos sitios. Además con la aparición del WhatsApp en los móviles, las comunicaciones entre personas han pasado a ser cada vez más cercanas
Creo que esto es culpa en gran parte, de la fiebre que hemos creado en la sociedad por querer compartir en todo momento lo que hacemos con motivo de fardar. Tiro del ejemplo claro de aquellos padres que suben constantemente fotos de sus hijos al Facebook para darse relevancia entre sus contactos y aparentar una vida perfecta. Entonces, ¿cómo quieren después que sus hijos se mantengan alejados de este mundo?
Completamente de acuerdo contigo Irene, el problema reside en que sus padres no le han prestado la suficiente atención como para darles consejos y advertirles de el cuidado que hay que tener cuando subes algo a las redes sociales, no digo estar encima de ellos continuamente ni mucho menos pero sí ponerle algo de atención en el tiempo que pasan usando estas tecnologías y proponiendo en su centro escolar charlas sobre el abuso en Internet ya que probablemente se conciernen más si alguien de la autoridad les muestra casos reales de personas de su edad que han sufrido este acoso. Alfinal siempre es mejor prevenir que curar.
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