¿Lo sabías? Cada año, con tus impuestos, estas apoyando a la tauromaquia. El Estado, las comunidades autónomas, los ayuntamientos destinan fondos públicos para estos actos.
La cantidad exacta que las distintas administraciones publicas destinan a este fin es difícil de determinar, ya que si hay algo que caracteriza el mundo de la tauromaquia en lo que al tema financiero se refiere, es la falta de transparencia. No existe en los presupuestos del Estado una partida titulada “fondos públicos para la promoción de la fiesta”. La tauromaquia se subvenciona de muchas y muy sutiles formas: ayudas públicas a las escuelas de toreo, compra de entradas por parte de ayuntamientos que después reparten entre la población, reformas de plazas, gastos de publicidad, subvenciones a las dehesas, a la ganadería, y un largo etc.
Según algunos estudios, las cantidades podrían oscilar entre 47 € por persona y año (sumando las partidas presupuestarias vinculadas directamente al mundo del toreo y dividiendo entre el número de habitantes) y 146 € por persona y año, ya que la UE destina fondos a la ganadería, y una parte acaba en las dehesas.
Los datos que nos aporta este mundo, que vive del sufrimiento animal desde hace más de dos siglos, no dejan de producirnos perplejidad. Nos dicen que el sector mueve 2.500 millones de euros, que da empleo a 200.000 personas, que produce 3,7 millones de jornadas de trabajo y que mantiene a 15.000 familias, generando el 0,25% de nuestro PIB.
¿Cómo es posible que una actividad que ha visto reducido el número de festejos en los cinco últimos años en aproximadamente un 40% sea capaz de seguir generando puestos de trabajo y de empresas que se dedican a él?
En el año 2010 había inscritas en el Registro General de Profesionales Taurinos 8.631 personas y dos años después son 9.562. Si en el año 2010 había inscritas 1.350 ganaderías de lidia, ¿cómo es posible que en el año 2012 aparezcan 48 más? ¿No dicen que es un negocio ruinoso?
9.562 profesiones taurinos (toreros, novilleros, rejoneadores, banderilleros, picadores, mozos de espada y bomberos toreros) y 1.398 ganaderías de lidia, no suponen, tirando por lo alto, más de 13.000 puestos de trabajo fijos, ciñéndonos a las exigencias de su convenio colectivo. Si echamos un vistazo a las estadísticas sobre festejos taurinos, veremos que de 145 toreros contabilizados, de los 712 registrados, sólo 65 han lidiado más de 10 corridas en España durante 2012, mientras que 58 figuran con cinco o menos. ¿Quién torea? ¿A dónde van los toros? ¿Qué sostiene esta actividad de la que se lucran unos pocos? Las subvenciones. Subvenciones que ellos niegan por activa y por pasiva. ¿Quién no se apunta a un negocio cuya promoción y difusión sale gratis? ¿Quién no se apunta a un negocio que, según los propios taurinos, te lleva a tener acceso a los círculos de la aristocracia y a los personajes que atesoran las grandes fortunas en nuestro país?
Las leyes de protección animal de todas las Comunidades Autónomas y la del Estado prohíben y penalizan el maltrato animal. Los festejos taurinos son la excepción, permitiendo que un rumiante, que sólo se defiende cuando es maltratado, sea torturado hasta la muerte. La tradición y la mal entendida cultura, que no es cultura sino tortura, permiten este tipo de actividad, que quieren hacer Bien de Interés Cultural, lo que les hará llegar aún más dinero público, más de nuestro dinero, y que puede facilitar que nuestros hijos aprendan en los colegios e institutos cómo se hace sufrir a estos animales por diversión.
Para acabar, no me voy a apoyar de ejemplos de la larga lista de instituciones y organizaciones a las que se podría destinar estos recursos públicos para promover el bien de España, si no, simplemente, quiero reflejar una frase que la Presidenta de la Comunidad de Madrid dijo durante el pregón taurino de Sevilla: "los antitaurinos lo son por ser antiespañoles”. No me gustaría meterme en otro tema pero sinceramente, estas palabras se lo merecerían.
Recapitulando, podríamos invitar a la Presidenta de la Comunidad de Madrid a que pregunte a los ciudadanos si prefieren que se aumente el precio del transporte público o que se financien las corridas de toros.
Y como dice Manuel Vicent: “El arte de torear consiste en convertir en 20 minutos a un bello animal en una albóndiga sangrante ante un público alborozado”. Tiene usted razón, Manuel, no vamos a parar hasta la abolición.
Olé
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCreo que para ver a una albóndiga sangrante a los aficionados que acuden a las corridas les bastaría con ir a cualquier bar de Sevilla, sin embargo van a La Maestranza. A lo mejor es que es más que eso, digo yo.
ResponderEliminarPD: Eliminemos también los mataderos de cerdos, pollos y vacas, ¿ellos también sufren no? ¿o por ser en privado es menos dolorosa la muerte? Seguro que nos gusta el filetito de ternera, el jamoncito de bellota y la pechuguita de pollo. Dudo bastante que esos productos se obtengan de forma dulce para el animal, y sin embargo los antitaurinos los consumen, ¿no es la vida y el no sufrimiento del animal lo que defendéis?
Muy extremista por tu parte tus últimas preguntas. Me refiero sólo y exclusivamente al tema de la tauromaquia, actividad muy cruel a mi parecer de la que NO se obtiene ni beneficio económico alguno, ni muchísimo menos cultural, que es lo que los taurinos creen que aporta esta práctica. Sinceramente, ¿dónde veis ese enriquecimiento personal?. Con respecto a los mataderos, evidentemente no soy defensora extrema de los animales pero sí que es de lógica estar en contra de matar por matar por ¿diversión? Matar para alimentarnos como todo ciclo de vida es necesario, y tristemente los grandes se comen a los chicos. Por esa regla de tres debería de comer sólo plantas, o no, porque también son seres vivos. ¿Tendría que morir de hambre?. Además como raza humana que somos, no podemos comernos a los animales como se hace en la selva, sino que es necesario un proceso, el cual tampoco estoy conforme con él ya que en el 90% de los casos, y eso sí, estos procesos son crueles y se podrían hacer perfectamente de otra forma a como se hace, tanto en el proceso de transporte como de matanza. No generalicemos ante ese tema porque ahora no viene al caso, y aunque queramos defender nuestros gustos, hagámoslo racionalmente y con argumentos válidos, y no contraatacando. Y repito de nuevo, los antitaurinos no somos vegetarianos, defendemos la innecesidad de sufrimiento del toro sin motivo alguno para ello, las heridas que sufren los caballos y las lesiones que pueden llevar al borde de la muerte a un torero por el simple hecho de querer realizar un acto ¿heróico?
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar