¿Por qué si todos tenemos acceso a los mismos medios educativos a la hora de formarnos para acceder a un puesto de trabajo, ésta igualdad no se ve reflejada cuando queremos elegir el campo donde queremos desarrollar nuestra formación?

¿Por qué los puestos mas importantes en las empresas siguen estando representados en un porcentaje muy superior por parte de los hombres?
¿Por qué en igualdad de puestos de trabajo los salarios son inferiores cuando de una mujer se trata, si incluso, segun estudios realizados su productividad y dedicación es mas alta que la de los hombres?
Estas y muchas preguntas mas, nos llevan a pensar que en pleno siglo XXI el problema de las desigualdades entre sexos para el acceso al mundo laboral tienen como base la educación que recibimos, y no estamos hablando solo de la educación en los colegios, institutos y universidades, hablamos de la educación de base, de la de nuestros padres, que de manera directa o indirecta sigue viendose influenciada por una cultura machista en la que a pesar de la firmemente demostrada igualdad de capacidad intelectual, social y laboral, sigue privando el hecho de lo que puedes o no puedes hacer dependiendo de si eres chico o chica, a pesar de que en una misma familia existan miembros de ambos sexos.

Si realmente queremos que ésta igualdad de una vez por todas se haga realidad, empecemos por la base, por la educación que tenemos que inculcar a nuestros hijos, sin dejarnos influenciar por la recibida si ésta no ha tenido en cuenta, por muy buena e instructiva que haya sido, este punto básico como pilar de un mundo laboral en igualdad para hombres y mujeres.
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